jueves, 29 de junio de 2017

CRÍTICA | JERICÓ, de Luis Alberto Lamata


JERICÓ
Nominación al Goya a la mejor película iberoamericana
Venezuela, 1990. Dirección y guión: Luis Alberto Lamata Reparto: Wilfredo Cisneros, Cosme Cortázar, Doris Díaz, Amílcar Marcano, Alexander Milic, Reggie Nalder, Luis Pardi, Francis Rueda, Yajaira Salazar Fecha de estreno en España: Inédita Film completo: Link


Crítica José: “Jericó no ha caído, Jericó está en el alma”. El fraile Santiago decide emprender un viaje, y por el camino se encontrará un lugar en donde Dios no ha llegado a las vidas de sus habitantes. Santiago hará todo lo posible para que las personas se acerquen a Dios, pero al ir con gentes que no comparten su mismo objetivo, las cosas se saldrán fuera de control. La religión es el centro de esta película venezolana, de la que admito no haber escuchado sobre ella, seguramente porque no tuvo un gran éxito. Generalmente la religión tiende a ser un tema controversial, pero en el film nos ponemos en las carnes de Santiago, encargado de llevar sobre la palabra de Dios a aquellos pueblos poco visitados. Si eres una persona interesada en cuestiones religiosas, esta es tu película; en cambio, si no es así, recomiendo dar media vuelta y buscar otra propuesta. La narrativa es interesante, pero por momentos llega a ser aburrida, y el espectador puede darse por vencido y dejarla. Nota: 6 / 10


Crítica Mayra: Jericó es una película poco conocida de la cinematografía venezolana. El título sin duda tiene su simbolismo con aquella historia bíblica sobre la conquista de Jericó, un relato que aquí es trasladado a la época de la conquista española y sus sórdidos detalles, hechos históricos que sirven de hilo conductor para narrar las peripecias de un fraile que tendrá la tarea de evangelizar a los indígenas, pero que, al llegar a dicho sitio, se da cuenta que su misión contrasta grandemente con su espiritual idea de “amor y piedad”. La cinta se centra en narrar el conflicto interno del fraile y el titubeo de su fe ante las barbaries de quienes dicen profesar su credo y muestran incluso menos piedad que quienes lo desconocen. Todo esto da lugar a un curioso drama de conflictos existenciales y religiosos que, aunado al trasfondo histórico, permite obtener como resultado final una obra interesante en la cinematografía suramericana. Nota: 6 / 10


Crítica Ronnie: Jericó relata las andanzas de un clérigo español que emprende una expedición de colonizadores rumbo a la conquista de la América salvaje del siglo XVI. El grupo de la misión evangelizadora se ve envuelto en una serie de atroces asesinatos contra los pobladores originarios de estas tierras, todo para alcanzar el fin planteado por la corona: la dominación de nuevos territorios. El misionero, horrorizado ante lo que ve, huye de tanta trocidad y termina en una tribu nativa en donde es aceptado sin mayor problema. En un principio, el misionero intenta evangelizarlos sin respuesta alguna; al pasar los días, lográ poco a poco aproximarse a los nativos estableciendo vínculos emocionales con sus miembros, hasta que se sucita un acontecimiento que provoca la molestia del jefe de la tribu. A partir de aquí la película se convierte un viaje de negación de convicciones y preceptos que termina por humanizar un relato histórico plagado de salvajismos. La conquista y sus costumbres intentan ser retratadas fielmente por Luis Alberto Lamata en este relato aleccionador sobre la imposiblidad del ser humano ante situaciones adversas, exigencias e imposiciones ajenas. Lo más destacable de la película resulta ser el trabajo de Wilfredo Cisneros: los conflictos a los que se enfrenta su personaje generan el contexto perfecto para el desarrollo de su personalidad, situación que maneja con bastante soltura. Otro punto a favor de la película es la serie de conflictos que deja sobre la mesa para su posterior analísis. Nota: 7 / 10


Crítica Xavier: El cine iberoamericano tiene una cuenta pendiente con sus raíces, sus antepasados, sus lenguas, sus culturas, sus paisajes, su esencia... En resumen: su Historia (en mayúscula). Títulos como La teta asustada o El abrazo de la serpiente, de corte etnográfico, localistas y al mismo tiempo universales, ponen de manifiesto este aperturismo necesario largamente postergado, bien por desinterés de los cineastas sureños o por la tradicional falta de apoyos, en su mayoría económicos, de los que han adolecido las cinematografías latinas. Ahora que Suramérica está viviendo una revolución a todos los niveles, también en el plano ficcional, descubrir títulos como Jericó resulta una bonita paradoja. La cinta de Luis Alberto Lamata no podría ser un descubrimiento más certero, con una gramática visual que entronca directamente con la literatura colonial. Film de corte clásico, y por ende moderno. Referente silente y silenciado de una manera de concebir el cine como un acto de compromiso sociocultural, capaz de traernos la locura de los exploradores, la mítica de las Indias y las dudas morales que encerraban las empresas selváticas. Es bonito pensar que Suramérica es ahora quien nos coloniza a nosotros con su buen hacer fílmico. El cambio ya empezó en los 90 con esta apreciable película, pero muchos la desconocíamos por completo. Nunca es tarde para abrir los ojos. Nota: 7 / 10

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